Dice el saber popular que tras el esfuerzo que supone coronar el pico de una montaña, al llegar arriba ves que todavía quedan picos más altos que alcanzar. Esta analogía de la cima (APEX) con la superación personal, asociada al universo del arte, puede tener dos lecturas principales: la espiritual y la capitalista. Cada una de esas lecturas tiene sus propios caminos, procesos, vivencias, y resultados, pero quizá la diferencia más condicionante tiene que ver con el ente que se encarga de poner (y quitar) esas montañas más altas alrededor de la cima que acabas de pisar por primera vez. En un caso es la industria, en el otro la vida propia de tu arte.
¿Art or Business?
El caso que nos atañe en «APEX» (Cima / Cúspide / Cumbre) de Ochoa está claramente relacionado con el ciclo vital orgánico de tu arte, como quiere transmitir trasladando su sentir a través de las palabras de KA (1972-2024) en la intro del disco. Una filosofía cincelada en las vivencias de más de 20 años de carrera musical en la que, el otrora beatmaker, y ahora productor de Logroño y residente en Santander, ha explorado su curiosidad y ejecución creativa por prácticamente todos los subestilos y vibraciones del género rap.
«APEX» es esa cúspide creativa en la que te sientes cuando tienes la posibilidad de poder seguir creando desde tus propios términos, de forma altruista, lejos de contratos y normas de la industria, y pudiendo contar con artistas que admiras y se comprometen con tu proyecto. Ochoa es ese bicho raro de la cultura dibujado por Marta Valledor sentado pachorro y relajado en su cima, observando si la vitalidad de su arte ha puesto nuevas cúspides que escalar, pero también sin sentir la necesidad de hacerlo.
